Por Ezequiel San Martín, enviado especial
Empató sin goles ante la U y buscará ante Corinthians
coronarse campeón de América por séptima vez. Desaprovechó buenas
oportunidades en el primer tiempo y sufrió en el segundo. Al final, se
clasificó con la autoridad que marca su historia en la Copa.
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"Boca jugó un gran partido y disputará su décima final de Copa Libertadores". Por Ezequiel San Martín, enviado especial.
21/06/12 - 23:10
Un gol. Boca necesitaba un gol para aplastar
las aspiraciones de la Universidad de Chile. Es que el 2-0 en la
Bombonera había dejado al equipo de Julio Falcioni con un pie en la
final. Pero los de Jorge Sampaoli no se la iban a dejar fácil. El
técnico argentino del equipo chileno paró un 4-3-3 y avisó: "Se va a ver a la U de otros tiempos".Quedó claro en el mensaje, desde que el árbitro uruguayo Darío Ubriaco indicó el inicio del partido los jugadores vestidos de azul con la U roja en el pecho salieron despedidos a presionar a su rival. Se le hizo difícil a Boca dominar la pelota con claridad en los primeros minutos y sobre un campo de juego blando tras la lluvia torrencial que cayó sobre Santiago durante toda la noche previa al partido.
De a poco, Juan Román Riquelme empezó a poner la pelota bajo la suela del botín derecho. Y con la U desordenada por su vocación ofensiva, se le abrieron los espacios a Boca que contó con las jugadas más claras en el primer tiempo. A los 8, Santiago Silva aguantó una pelota sobre la izquierda y descargó de taco para Mouche, que se la devolvió de primera. El uruguayo tocó para Román que de primera habilitó a Mouche sobre la izquierda. El zurdo llegó al fondo, levantó la cabeza y envió el centro atrás. De aire y de primera, Riquelme abrió el pie derecho y sacó el remate sin dejar que la pelota tocara el piso. El arquero Johnny Herrera apenas la desvió la pelota se estrelló contra el travesaño. De haber sido gol, la U hubiese quedado obligado a convertir cuatro goles.
El local se despertó y dominó a su rival entre los 10 y los 25, aunque sin claridad. Atacaba Matías Rodríguez por derecha. Guillermo Marino le ganaba el duelo a Pablo Ledesma sobre la izquierda del ataque de la U. Y Júnior Fernandes complicaba a un Roncaglia atento para la marca. A los 23, a través de una pelota parada, Júnior les ganó a Schiavi y a Somoza y envió un frentazo de pique al suelo que pareció clavarse contra el palo izquierdo. Orion se estiró y desvió el peligro al córner.
Con un gran trabajo de Clemente Rodríguez para cerrar su lateral y de Walter Erviti para sumarse a Somoza en el medio y llegar a los cierres sobre la banda, Boca recuperó la pelota e intentaba jugar a espaldas de una defensa desarmada y muy adelantada, a la velocidad de Mouche, a la potencia de Silva. A los 26, Román le puso una pelota genial a Mouche, pero lo cortaron en el área cuando enganchó. Y al minuto siguiente otra vez Riquelme lo dejó mano a mano al siete con un pase brillante. Tuvo tiempo y comodidad Mouche para convertir, pero su toque de zurda fue sencillo para un Johnny Herrera rápido de piernas. Boca jugaba con la tranquilidad de saberse mejor que su rival, pero se lamentaba la falta de contundencia en el arco rival.
Un par de remates de Guillermo Marino antes de los cinco fueron una clara señal de lo que iba a pasar en el segundo tiempo. Y las dos atajas de Orion marcaron una tendencia. Aunque hasta los 15, Boca mantuvo el ritmo del primer tiempo y otra vez Mouche tuvo dos situaciones que pudieron terminar en gol. La primera con un nuevo pase de Riquelme, que el zurdo no pudo definir. La segunda por una habilitación de Erviti por izquierda que Johnny Herrera le contuvo a Mouche.
Sufrió Boca en el complemento. Un tiro libre de Díaz al travesaño dio la sensación que la suerte jugaba para el equipo argentino. Aunque le era esquiva en el ataque: Mouche desbordaba por izquierda, enviaba el centro y Silva que no puede, pero Riquelme define a las manos de Herrera.
Enseguida, una bomba de González desde afuera del área. Y Orion que contiene en dos tiempos. A los 16, zapatazo de Díaz y Orion que la saca por arriba del travesaño. El arquero de Boca se agigantaba y frustraba a la Universidad de Chile, urgida por un gol. Después, a correr y meter. Fue clave Clemente en su lateral para marcar y no dejar pasar a Matías Rodríguez, ni a Junior Fernándes. Ni a Cubilla cuando ingresó, ni a Ruidíaz cuando reemplazó al nueve.
El reloj se consumía. Boca se acomodaba cada vez más cerca de Orion que seguía brindando seguridad. Y también se fue quedando sin piernas. Silva se había convertido en el mejor defensor junto a Schiavi y Caruzzo, que rechazaron cada centro. Pudo ser gol un cabezazo de Henríquez que apareció solo en el área a los 26, tras un centro de Mena. Pero contuvo Orion. También el remate de Ruidíaz a los 35, tras un lateral sobre la derecha al área. Pero otra vez el travesaño jugó para Boca.
Falcioni jugó su partido con los cambios. Los fue dosificando. Primero Cvitanich por Mouche. Después Viatri por Silva. Por último Rivero en lugar de Ledesma. Al final lo controló Boca a su rival. Un rival contrariado, frustrado e impotente que bajó los brazos únicamente cuando el árbitro Ubriaco dio tres minutos de adición. Al final fue final y clasificación a la final para Boca. El equipo argentino jugará su décima final por la Copa Libertadores, ostenta seis títulos y tres subcampeonatos. El rival de la próxima semana será Corinthians, un debutante en esta instancia.
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